Comunidades

Submitted by admin on Fri, 2006-06-23 08:54.

Este tema se tratará en la parte descentralizada a Bellevue.

Autonomia material en el contexto capitalista

Introducción astracta

La autonomía política, considerada como la capacidad de decidir con conocimiento de causa de las reglas y de las instituciones necesarias en la vida a vari@s - que sea dentro de un colectivo, en una comunidad, en un grupo de comunidades, en una región... - no es gran cosa sin autonomía material. Qué control podemos tener de nuestras vidas si, para la comida, la sanidad, la vivienda.. necesitamos hacer uso del Mercado o el Estado? Dicho de otra manera, la autonomía polí­tica tiene sentido sin la autonomía material?

Entendemos por autonomía material la situación en la cual una persona, una família, un colectivo, una comunidad... puede satisfacer sus necesidades materiales con el mí­nimo de impedimientos impuestos por el exterior, o también, su capacidad de poder decidir las dificultades asociadas a la satisfacción de sus necesidades materiales.

El hecho de identificar y de escojer estas dificultades va de par con una visión del mundo, estratégica y ética. Se trata de al mismo tiempo limitar la dependencia de las diferentes fuentes de bienes materiales (Estado, Mercado...) y construir un mundo con sus relaciones, herramientas, funcionamientos colectivos, ect... La idea que se encuentra en la base es que las formas de producción, de propiedad, de intercambios y consomación no són neutros, pero producen en parte la sociedad. Dicho de otra manera, a lo material esta liado lo inmaterial, lo social.

Más allá de la satisfacción de las propias necesidades materiales, se trata también de las necesidades materiales de l@s otr@s. O como una persona, una familia, un colectivo, una comunidad... decide de participar a la satisfacción de las necesidades materiales de otras personas. La cuestion estando entonces en saber quiénes son esas otras personas : vecin@s, amig@s, padres, clientes...

De una manera general, con quién y cómo queremos vincularnos materialmente? De quién queremos depender, por defecto ( el menos peor ) o por entusiasmo ( estar en situación de interdependencia con las personas que queremos, que escogemos ) ? Dicho de una manera más amplia, es nuesto vínculo con la materia de la que hablamos: los objetos, la energía, la tierra, etc. que producimos, utilizamos, destruímos, tiramos... cada día.

Concretamente en Bellevue

Cooperativa de compras, pequeñas redes, auto-construcción, medios alternativos, agricultura bio-dinámica, serrería cooperativa, intercambios de todo género... existen alrededor nuestro.

También hemos podido conocer el funcionamiento de la cooperativa de utilización de material agrícola, La Cuma Vivre en la Montaña Limousine, de la existéncia desde hace varios siglos de « seccionados » comunes, es decir, de tierras gestionadas colectivamente por los habitantes de una aldea o pueblecillo, y también hemos asistido a la creación de la Sociedad Civil Inmobiliaria Chemin Faisant, una espécie de herramienta colectiva para el acceso al terreno y al armazón.

De nuestro lado, hemos practicado diferentes modos de intercambios sobretodo a través de la hornada de pan del domingo o de hechar una mano para cuidar los nin@s, heno, embaldosado, etc. Hay gente a las que hemos podido vender, también intercambiar y a veces también dar pan. También ha habido familias de las cuales hemos acceptado que nos pagaran por guardarles l@s niñ@s, y también hemos intercambiado el mismo servicio, en definitiva, servicios que hicimos sin reciprocidad aparente. Hubo también empresas a las cuales les pedimos productos a cambio de hecharles una mano, otras dónde compramos pero que hubiéramos querido más bien intercambiar, etc. Estas experiencias nos han estimulado a reflexionar sobre las cuestiones siguientes:

1. Por qué querer producir de lo material localmente útil ?

Se trata de tomar partido en la producción material, de no dejar los trabajos más costosos a es@s que no tienen otras alternativas ( por ejemplo, trabajadores agricolas de aqui y sobre todo de otros lados ) ni de vivir a costa de la actividad de otras personas como es el caso de much@s emplead@s asociativ@s quienes no serían nada sin los « artistas » que ell@s hacen « rodar », l@s « actores de projectos » que ell@s « acompañan », l@s « jóvenes » que ell@s « meten en red »... se trata de estar en la base. Se sentir vinculado a la materia, participar en toda la cadena de producción ( del grano a la conserva, del tronco a la casa, de ordeñar a hacer el queso ) para dar sentido y realizar tareas distintas,
enriquecedoras.

Nuestro rinconcito es como una reserva natural en la cual las residencias de invitados y otros albergues rurales permiten a los trabajadores de la ciudad venir y reconstituir su fuerza de trabajo. Est@s no veran aqui ni « residencias de ancianos » ni « instituciones médico-educativas » ni otras « residencias ocupacionales medicalizadas » las cuales esconden los « improductiv@s; l@s invalid@s... rechazad@s de sus familias, de sus barrios, de sus aldeas.

Una ínfima parte de lo que es consumido aqui lo producimos nosotr@s. La agricultura produce bovinos de buena calidad pero para ser enviados para engordarse en Italia. Las explotaciones agricoles se hacen cada vez más grandes y las tierras se empobrecen.

Por eso hay sentido en que produzcamos nosotr@s mism@s, para que todo no nos venga del exterior, para que restablezcamos el vínulo entre lo que comemos, la casa donde vivimos y es@s que han cultivado las verduras, fabricado los materiales de construcción...

2. De quién queremos depender ?

Producir, y después transformar la materia para la redistribuir a nivel local, para renforzar nuestras comunidades. Esto puesto, nos queda que nos hace falta un poco de dinero, de estas pequeñas piezas de moneda sonantes y molestas. Para la gasolina, para las facturas del agua, del teléfono y de la electricidad, para las cosas que no podemos simplemente intercambiar. Esta moneda necesaria nos lia al sistema capitalista y a la sociedad francesa y europea basada en la ley del Mercado. Este ví­nculo que nosotr@s criticamos, podemos constatar que nos es imposible de romperlo. Vamos a ser siempre dependientes de una fuente de financiación implicando los euros. De golpe, nos aparece el tema de escojer en qué vamos a ser dependientes.

Podemos vender una parte de nuestra producción a es@s que tengan el dinero para comprarla, sea, en nuestra región, donde hay turistas sobretodo entre el 14 de julio y el 15 de agosto, o de otro lado, los habitantes de las grandes ciudades que adoran lo bio caro. Más allá del interés estatégico, nos queda que esta solución nos pone cuestiones éticas, por ejemplo, sobre el tipo de relaciones en las que entramos y del rol que asumimos, y el de los pequeños productores rústicos de los cuales la producción es más consumida por su valor simbólico que por su valor de uso.

Podemos preferir depender de las contribuciones vía de las rentas sociales (RMI, alocaciones familiares...). Esta solución nos permite tener mucho tiempo para hacer otra cosa que ganar el dinero. El problema principal es que esta situación descalifica a los ojos de l@s otr@s (l@s contribuyentes, no tod@s) nuestro planteamiento critico. Es@s llegan hasta el punto de rechazar toda relación.

También podemos depender de l@s contribuyentes vía, esta vez, las subvenciones (volviéndonos emplead@s asociativ@s, con un salario pagado por las ayudas y las subvenciones). Esta opción nos puede dejar una grande libertad (se auto-emplear, y no encontrarse con relaciones comerciales con el « público ») aunque bien limitada por el tiempo necesitado para buscar el dinero, siendo sometido a la voluntad de los que lo dan. Una dependencia que podría llevarnos a cambiar nuestras ideas en función de los criterios de atribución de los dones.

Podemos escojer trabajar en el exterior, fuera de nuestra vida cotidiana, como amplead@. Una fuente de dinero estable, pero un desfase dificil a llevar entre dos mundos (el trabajo y el projecto colectivo que requiere también mucho trabajo).

También podemos vender nuestra producción prioritariamente a las personas cercanas geográficamente. Es una solución éticamente conveniente si deseamos establecer vínculos con nuest@s vecin@s por el intermediario de lo que les podemos proporcionar. Se trata de participar, tomar partido en la organización de la producción en escala local, y de participar en los intercambios y la consomación local. Obtener reconocimiento social. Seguir lo que hablábamos más arriba, esa necesidad de producir lo material localmente. La parte negativa es que, de primeras, esto no nos asegurará una entrada de dinero suficiente porque no hay mucha riqueza monetaria por aqui, y además, la relació que establecemos con nuestr@s vecin@s se vuelve una relación entre vendedor y cliente. Y es que no podemos imaginar otros tipos de intercambios con esas mismas personas?

Este es el asunto del que trata el punto siguiente: cómo intercambiar?

3. Qué tipo de intercambios con qué productos ?

Nos preguntamos por los tipos de relacion con el-la otr@, fruto de las diferentes maneras de intercambiar. Sea:

  • el intercambio mercantil del tipo mercancía contra moneda,
  • el intercambio mercantil del tipo mercancía contra mercancía (troque),
  • el valor de las mercancías estando marcado según los precios del mercado, cuando el troque se basa sobre otra concepción del valor, discutido antes entre las personas concernidas : tiempo de trabajo, valor de uso...
  • el intercambio sin cálculo formal, el valor se deja a la apreciación de la persona que da eso que le parece justo según los critérios que ella da - que puede ser el grado de amistad o de apoyo a la actividad del-la otr@, los intereses comunes... Por ejemplo, yo decido de te dar heno porque me parece importante que puedas seguir haciendo lo que haces (valores compartidos).

Aqui no hablamos de dones, los cuales son un acto espontáneo que no pide la vuelta en el ánimo de aquel que lo da - aunque el último tipo de intercambio se acerca a la idea de don.

Más allá de crear ví­nculos con el otr@, el intercambio también tiene el valor de permitir vivir materialmente, y de promover un ideal polí­tico - desarrollar la autonomçía material del territorio... Es a partir de todos estos criterios que podemos juzgar los intercambios realizados.

Ví­nculo del productor al extranjero ( alguien que nos paga no nos da nada de él-ella, se va sin que se cree ningún vínculo ), vínculo de interdependencia, de confianza mútua, reconocimiento de la persona a través de su producción ( hay algo de vecin@s en el almiar que nos ha cambiado...). Quitamos el mundo de las cosas para hablar de las personas que se encuentran detrás. La cuestión sobre cómo intercambiar está relacionada con la de « comunidad » y « común »: con quiénes estamos y con quiénes deseamos crear vínculos?

4. Qué comunidad, qué comunas ?

« Comunas » y « comunidades » son conceptos clave para organizar nuestro pensamiento y nuestras prácticas alternativas, entendiendo que las « enclosuras » (delimitaciones de un terreno) y la competición modelan el pensamiento de nuestros « amos ».

Las « comunas », o « comunales » son bienes organizados y protegidos en común. Sirven para satisfacer las necesidades sociales a través de medios no mercantiles. Permiten un acceso directo a la riqueza social, directo porque no esta mediado por las relaciones mercantiles competitivas. Las comunas son necesariamente creadas y llevadas por las comunidades, es decir, redes sociales de ayuda mútua, de solidaridad y de intercambio que no se reducen a las bases mercantiles.

Las formas de las comunas son diversas y surgen a menudo en las luchas contra su negación (privatización, explotación del medio...). Por ejemplo, alrededor nuestro, podemos transformar los bienes privados en comunes: una parte de terreno en huerto colectivo, horno para el pan abierto a tod@s, coches compartidos. La fuente del pueblo donde sale agua de una fuente natural es un bien común a proteger. Los « seccionados » son tierras comunes a toda una aldea.

El efecto crucial e inmediato de la lucha por las comunas es que esta lucha limita la acumulación capitalista, son los bienes que escapan a las posibilidades de explotación para el provecho, que salen de la lógica individualista pero también de la utilitarista: una comuna no tiene solamente valor porque da servicio a los individuos, sino que también tiene un valor porque concretiza y da una base estable a una comunidad en la cual las generaciones pueden se suceder.

Para organizar la utilización y la protección de una comuna, debemos juntar las personas suceptibles de participar en una comunidad y definir los modos de participación, de toma de decisiones. Comuna no quiere decir « abierto a tod@s », más bien abierto a las personas que se reconocen en un proyecto, valores o un territorio común, personas conectadas.

De todo eso nuestras reflexiones: qué herramientas poner en común para reforzar la autonomía material: huertas, pastos, horno, molino... Y con quién? Todos los habitantes del pueblo? La red de aquell@s que comparten nuestros valores? Es dificil crear una comunidad sobre una base territorial - según nuestra experiencia -; aunque esta base es esencial si no queremos pasar nuestro tiempo comunicándonos con las gentes que estan lejos (transportes, internet...).